Mao
Tse-tung
Del
Obras
Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES
EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1968
Primera
edició;n 1968
Tomo I,
pp. 317-32.
SOBRE LA
RELACION ENTRE EL CONOCIMIENTO Y LA PRACTICA, ENTRE EL SABER Y EL HACER
Julio de
1937
El materialismo premarxista examinaba el problema del conocimiento al
margen de la naturaleza social del hombre y de su desarrollo histórico, y por eso
era incapaz de comprender la dependencia del conocimiento respecto a la
práctica social, es decir, la dependencia del conocimiento respecto a la
producción y a la lucha de clases.
Ante todo, los marxistas consideran que la actividad del hombre en la
producción es su actividad práctica más fundamental, la que determina todas sus
demás actividades. El conocimiento del hombre depende principalmente de su
actividad en la producción material; en el curso de ésta, el hombre va
comprendiendo gradualmente los fenómenos, las propiedades y las leyes de la
naturaleza, así como las relaciones entre él mismo y la naturaleza, y, también
a través de su actividad en la producción, va conociendo paulatinamente y en
diverso grado determinadas relaciones existentes entre los hombres. No es
posible adquirir ninguno de estos conocimientos fuera de la actividad en la
producción. En una sociedad sin clases, cada individuo, como miembro de la
sociedad, uniendo sus esfuerzos a los de los demás miembros y entrando con
ellos en determinadas relaciones de produc-
* En
nuestro Partido había cierto número de camaradas dogmáticos, que, durante largo
tiempo, rechazaron la experiencia de la revolución china, negaron la verdad de
que "el marxismo no es un dogma, sino una guía para la acción", y
trataron de intimidar a la gente con palabras y frases de las obras marxistas,
sacadas mecánicamente fuera del contexto. Había también cierto número de
camaradas empíricos, que, durante largo tiempo, se limitaron a su Fragmentaria
experiencia personal, ignoraron la importancia de la teoría para la práctica
revolucionaria y no vieron la revolución en su conjunto; aunque trabajaron con
diligencia, lo hicieron a ciegas. Las ideas erróneas de unos y otros, y en
particular las de los dogmáticos, causaron [cont. en pág. 318. -- DJR] entre 1931 y 1934 enormes daños a la revolución china;
además, los dogmáticos, disfrazados de marxistas, desorientaron a gran número
de camaradas. El camarada Mao Tse-tung escribió "Sobre la práctica"
con el fin de denunciar, desde el punto de vista de la teoría marxista del
conocimiento, los errores subjetivistas de dogmatismo y de empirismo en el
Partido, especialmente el de dogmatismo. Este trabajo se titula "Sobre la
práctica" porque pone énfasis en la denuncia del dogmatismo, variedad del
subjetivismo que menosprecia la práctica. Las concepciones contenidas en este
trabajo las expuso el camarada Mao Tse-tung en una serie de conferencias dadas
en el Instituto Político y Militar Antijaponés de Yenán.
ción, se dedica a la producción para satisfacer las
necesidades materiales del hombre. En todas las sociedades de clases, los
miembros de las diferentes clases sociales, entrando también, de una u otra
manera, en determinadas relaciones de producción, se dedican a la producción,
destinada a satisfacer las necesidades materiales del hombre. Esto constituye
la fuente fundamental desde la cual se desarrolla el conocimiento humano.
La práctica social del hombre no se
reduce a su actividad en la producción, sino que tiene muchas otras formas: la
lucha de clases, la vida política, las actividades científicas y artísticas; en
resumen, el hombre, como ser social, participa en todos los dominios de la vida
práctica de la sociedad. Por lo tanto, va conociendo en diverso grado las
diferentes relaciones entre los hombres no sólo a través de la vida material,
sino también a través de la vida política y la vida cultural (ambas
estrechamente ligadas a la vida material). De estas otras formas de la práctica
social, la lucha de clases en sus diversas manifestaciones ejerce, en
particular, una influencia profunda sobre el desarrollo del conocimiento
humano. En la sociedad de clases, cada persona existe como miembro de una
determinada clase, y todas las ideas, sin excepción, llevan su sello de clase.
Los marxistas sostienen que la
producción en la sociedad humana se desarrolla paso a paso, de lo inferior a lo
superior, y que, en consecuencia, el conocimiento que el hombre tiene tanto de
la naturaleza como de la sociedad se desarrolla también paso a paso, de lo
inferior a lo superior, es decir, de lo superficial a lo profundo, de lo
unilateral a lo multilateral. Durante un período muy largo en la historia, el
hombre se vio circunscrito a una comprensión unilateral de la historia de la
sociedad, ya que, por una parte, las clases explotadoras la deformaban
constantemente debido a sus prejuicios, y, por la otra, la pequeña escala de la
producción limitaba la visión del hombre. Sólo cuando surgió el proletariado
moderno junto con gigantescas fuerzas productivas (la gran industria), pudo el
hombre alcanzar una comprensión global e histórica del desarrollo de la sociedad
y transformar este conocimiento en una ciencia, la ciencia del marxismo.
Los marxistas sostienen que la práctica
social del hombre es el único criterio de la verdad de su conocimiento del
mundo exterior. Efectivamente, el conocimiento del hombre queda confirmado sólo
cuando éste logra los resultados esperados en el proceso de la práctica social
(producción material, lucha de clases o experimentación científica). Si el
hombre quiere obtener éxito en su trabajo, es decir, lograr los resultados
esperados, tiene que hacer concordar sus ideas con las leyes del mundo exterior
objetivo; si no consigue esto, fracasa en la práctica. Después de sufrir un
fracaso, extrae lecciones de él, modifica sus ideas haciéndolas concordar con
las leyes del mundo exterior y, de esta manera, puede transformar el fracaso en
éxito: he aquí lo que se quiere decir con "el fracaso es madre del
éxito" y "cada fracaso nos hace más listos". La teoría
materialista dialéctica del conocimiento coloca la práctica en primer plano;
considera que el conocimiento del hombre no puede separarse ni en lo más mínimo
de la práctica, y repudia todas las teorías erróneas que niegan su importancia
o separan de ella el conocimiento. Lenin dijo: "La práctica es superior al
conocimiento (teórico), porque posee no
sólo la dignidad de la universalidad, sino también la de la realidad
inmediata."[1] La
filosofía marxista -- el materialismo dialéctico -- tiene dos características
sobresalientes.
Pero, ¿cómo el conocimiento humano surge de la práctica y sirve a su vez
a la práctica? Para comprenderlo basta con mirar el proceso de desarrollo del
conocimiento.
En el proceso de la práctica, el hombre no ve al comienzo más que las
apariencias, los aspectos aislados y las conexiones externas de las cosas. Por
ejemplo, algunas personas de fuera vienen a Yenán en giras de investigación. En
los primeros uno o dos días, ven su topografía, calles y casas, entran en
contacto con muchas personas, asistena
recepciones, veladas y mítines, oyen todo tipo de conversaciones y leen
diferentes documentos: todo esto son las apariencias de las cosas, sus aspectos
aislados y sus conexiones externas. Esta etapa del conocimiento se denomina
etapa sensorial, y es la etapa de las sensaciones y las impresiones. Esto es,
las cosas de Yenán, aisladas, actuando sobre los órganos de los sentidos de los
miembros del grupo de investigación, han provocado sensaciones en ellos y hecho
surgir en su cerebro multitud de impresiones junto con una noción aproximativa
de las conexiones externas entre dichas impresiones: ésta es la primera etapa del
conocimiento. En esta etapa, el hombre no puede aún formar conceptos, que
corresponden a un nivel más profundo, ni sacar conclusiones lógicas.
A medida que continúa la práctica social, las cosas que en el curso de
la práctica suscitan en el hombre sensaciones e impresiones, se presentan una y
otra vez; entonces se produce en su cerebro un cambio repentino (un salto) en
el proceso del conocimiento y surgen los conceptos. Los conceptos ya no
constituyen reflejos de las apariencias de las cosas, de sus aspectos aislados
y de sus conexiones externas, sino que captan las cosas en su esencia, en su
conjunto y en sus conexiones internas. Entre el concepto y la sensación existe
una diferencia no sólo cuantitativa sino también cualitativa. Continuando
adelante, mediante el juicio y el razonamiento, se pueden
sacar conclusiones lógicas. La expresión de la Crónica de los tres reinos[3]:
"Frunció el entrecejo y le vino a la mente una estratagema", o la del
lenguaje corriente: "Déjeme reflexionar", significan que el hombre,
empleando conceptos en el cerebro, procede al juicio y al razonamiento. Esta es
la segunda etapa del conocimiento. Los miembros del grupo de investigación,
después de haber reunido diversos datos y, lo que es más, después de
"haber reflexionado", pueden llegar al juicio de que "la
política de frente único nacional antijaponés, aplicada por el Partido
Comunista, es consecuente, sincera y genuina".
Habiendo formulado este
juicio, ellos pueden, si son también genuinos partidarios de la unidad para
salvar a la nación, dar otro paso adelante y sacar la siguiente conclusión:
"El frente único nacional antijaponés puede tener éxito." Esta etapa,
la de los conceptos, los juicios y los razonamientos, es aún más importante en
el proceso completo del conocimiento de una cosa por el hombre; es la etapa del
conocimiento racional. La verdadera tarea del conocimiento consiste en llegar,
pasando por las sensaciones, al pensamiento, en llegar paso a paso a la
comprensión de las contradicciones internas de las cosas objetivas, de sus
leyes y de las conexiones
internas entre un proceso y otro, es decir, en llegar al conocimiento lógico.
Repetimos: el conocimiento lógico difiere del conocimiento sensorial en que
éste concierne a los aspectos aislados, las apariencias y las conexiones
externas de las cosas, mientras que aquél, dando un gran paso adelante, alcanza
al conjunto, a la esencia y a las conexiones internas de las cosas, pone al
descubierto las contradicciones internas del mundo circundante y puede, por
consiguiente, llegar a dominar el desarrollo del mundo circundante en su
conjunto, en las conexiones internas de todos sus aspectos.
Nadie antes del marxismo elaboró una teoría como ésta, la materialista
dialéctica, sobre el proceso de desarrollo del conocimiento, el que se basa en
la práctica y va de lo superficial a lo profundo. Es el materialismo marxista
el primero en resolver correctamente este problema, poniendo en evidencia de.
manera materialista y dialéctica el movimiento de profundización del
conocimiento, movimiento por el cual el hombre, como ser social, pasa del
conocimiento sensorial al conocimiento lógico en su compleja y constantemente
repetida práctica de la producción y de la lucha de clases. Lenin dijo:
"La abstracción de la materia, de una ley de la naturaleza, la abstracción
del valor, etc., en una palabra, todas las abstracciones
científicas (correctas, serias, no absurdas) reflejan la naturaleza en forma
más profunda, veraz y completa.[4]
El
marxismo-leninismo sostiene que cada una de las dos etapas del proceso
cognoscitivo tiene sus propias características: en la etapa inferior, el
conocimiento se manifiesta como conocimiento sensorial y, en la etapa superior,
como conocimiento lógico, pero ambas son etapas de un proceso cognoscitivo
único. Lo sensorial y lo racional son cualitativamente diferentes; sin embargo,
uno y otro no están desligados, sino unidos sobre la base de la práctica.
Nuestra práctica testimonia que no podemos comprender inmediatamente lo que
percibimos, y que podemos percibir con mayor profundidad sólo aquello que ya
comprendemos. La sensación sólo resuelve el problema de las apariencias;
únicamente la teoría puede resolver el problema de la esencia. La solución de
ninguno de estos problemas puede separarse ni en lo más mínimo de la práctica.
Quien quiera conocer una cosa, no podrá conseguirlo sin entrar en contacto con
ella, es decir, sin vivir (practicar) en el mismo medio de esa cosa. En la
sociedad feudal era imposible conocer de antemano las leyes de la sociedad
capitalista, pues no había aparecido aún el capitalismo y faltaba la práctica
correspondiente. El marxismo sólo podía ser producto de la sociedad
capitalista. Marx, en la época del capitalismo liberal, no podía conocer
concretamente, de antemano, ciertas leyes peculiares de la época del
imperialismo, ya que no había aparecido aún el imperialismo, fase final del
capitalismo, y faltaba la práctica correspondiente; sólo Lenin y Stalin
pudieron asumir esta tarea. Aparte de su genio, la razón principal por la cual
Marx, Engels, Lenin y Stalin pudieron crear sus teorías fue su participación personal
en la práctica de la lucha de clases y de la experimentación científica de su
tiempo; sin este requisito, ningún genio podría haber logrado éxito. La
expresión: "Sin salir de su casa, el letrado sabe todo cuanto sucede en el
mundo" no era más que una frase hueca en los tiempos antiguos, cuando la
técnica estaba poco desarrollada; y en nuestra época de técnica desarrollada,
aunque tal cosa es realizable, los únicos que tienen auténticos conocimientos
de primera mano son las personas que en el mundo se dedican a la práctica. Y
sólo cuando, gracias a la escritura y a la técnica, llegan al
"letrado" los conocimientos que estas personas han adquirido en su
práctica, puede éste, indirectamente, "saber todo cuanto sucede en el
mundo". Para conocer directamente tal o cual cosa o cosas, es preciso
participar personalmente en la lucha práctica por transformar la realidad, por
transformar dicha cosa o cosas, pues es éste el único medio de entrar en
contacto con sus apariencias; asimismo, es éste el único medio de poner al
descubierto la esencia de dicha cosa o cosas y comprenderlas.
Tal es el proceso
cognoscitivo que en realidad siguen todos los hombres, si bien alguna gente,
deformando deliberadamente los hechos, afirma lo contrario. La gente más
ridícula del mundo son los "sabelotodo" que, recogiendo de oídas
conocimientos fragmentarios y superficiales, se las dan de "máxima
autoridad en el mundo", lo que testimonia simplemente su fatuidad. El
conocimiento es problema de la ciencia y ésta no admite ni la menor deshonestidad
ni la menor presunción; lo que exige es ciertamente lo contrario: honestidad y
modestia. Si quieres conocer, tienes que participar en la práctica
transformadora de la realidad. Si quieres conocer el sabor de una pera, tienes
tú mismo que transformarla comiéndola. Si quieres conocer la estructura y las
propiedades del átomo, tienes que hacer experimentos físicos y químicos,
cambiar el estado del átomo. Si quieres conocer la teoría y los métodos de la
revolución, tienes que participar en la revolución. Todo conocimiento auténtico
nace de la experiencia directa. Sin embargo, el hombre no puede tener
experiencia directa de todas las cosas y, de hecho, la mayor parte de nuestros
conocimientos proviene de la experiencia indirecta, por ejemplo, todos los
conocimientos de los siglos pasados y de otros países.
Estos conocimientos fueron o son, para nuestros antecesores y los extranjeros,
producto de la experiencia directa, y merecen confianza si en el curso de esa
experiencia directa se ha cumplido la condición de "abstracción
científica" de que hablaba Lenin y si reflejan de un modo científico la
realidad objetiva; en caso contrario, no la merecen. Por eso, los conocimientos
de una persona los constituyen sólo dos sectores: uno proviene de la experiencia
directa y el otro, de la experiencia indirecta. Además, lo que para mí es
experiencia indirecta, constituye experiencia directa para otros. Por lo tanto,
considerados en su conjunto, los conocimientos, sean del tipo que fueren, no
pueden separarse de la experiencia directa. Todo conocimiento se origina en las
sensaciones que el hombre obtiene del mundo exterior objetivo a través de los
órganos de los sentidos; no es materialista quien niegue la sensación, niegue
la experiencia directa, o niegue la participación personal en la práctica
transformadora de la realidad. Es por esto que los "sabelotodo" son
ridículos. Un antiguo proverbio chino dice: "Si uno no entra en la guarida
del tigre, ¿cómo podrá apoderarse de sus cachorros?" Este proverbio es verdad
tanto para la práctica del hombre como para la teoría del conocimiento. No
puede haber conocimiento al margen de la práctica.
Para poner en claro el movimiento materialista dialéctico del
conocimiento, movimiento de profundización gradual del conocimiento, surgido
sobre la base de la práctica transformadora de la realidad, daremos a
continuación otros ejemplos concretos.
En el período inicial de su práctica, período de destrucción de las
máquinas y de lucha espontánea, el proletariado se encontraba, en cuanto a su
conocimiento de la sociedad capitalista, sólo en la etapa del conocimiento
sensorial; conocía sólo los aspectos aislados y las conexiones externas de los
diversos fenómenos del capitalismo. En esa época, el proletariado era todavía
una "clase en sí". Sin embargo, el proletariado se convirtió en una
"clase para sí" cuando, entrando en el segundo período de su
práctica, período de lucha económica y política consciente y organizada, llegó
a comprender la esencia de la sociedad capitalista, las relaciones de
explotación entre las clases sociales y sus propias tareas históricas, gracias
a su práctica, a su variada experiencia de largos años de lucha y a su
educación en la teoría marxista, resumen científico hecho por Marx y Engels de
dicha experiencia.
Lo mismo pasó con el conocimiento del pueblo chino respecto al
imperialismo. La primera etapa fue la del conocimiento sensorial, superficial,
tal como se manifestó en las indiscriminadas luchas contra los extranjeros,
ocurridas durante los movimientos del Reino Celestial Taiping, del Yijetuan y
otros. Sólo en la segunda etapa, la del conocimiento racional, el pueblo chino
discernió las diferentes contradicciones internas y externas del imperialismo y
comprendió la verdad esencial de que el imperialismo, en alianza con la
burguesía compradora y la clase feudal, oprimía y explotaba a las amplias masas
populares de China; tal conocimiento no comenzó sino por la época del
Movimiento del 4 de Mayo de 1919.
Veamos ahora la guerra. Si los dirigentes militares carecen de
experiencia militar, no podrán comprender en la etapa inicial las leyes
profundas que rigen la dirección de una guerra específica (por ejemplo, nuestra
Guerra Revolucionaria Agraria de los últimos diez años). En la etapa inicial,
sólo vivirán la experiencia de numerosos combates y, lo que es más, sufrirán
muchas derrotas. Sin embargo, esta experiencia (la experiencia de los combates
ganados y, sobre todo, la de los perdidos) les permitirá comprender lo que por
dentro articula toda la guerra, es decir, las leyes de esa guerra específica,
comprender su estrategia y sus tácticas, y de este modo, dirigirla con
seguridad. Si en ese momento se confía el mando de la guerra a una persona
inexperta, ella también tendrá que sufrir una serie de derrotas (es decir,
adquirir experiencia) antes de poder comprender las verdaderas leyes de la
guerra.
Con frecuencia, de algún camarada que no tiene coraje para aceptar una
tarea, oímos decir: "No estoy seguro de poder cumplirla." ¿Por qué no
está seguro de sí mismo? Porque no comprende el contenido y las circunstancias
de ese trabajo según las leyes que lo rigen, porque no ha tenido o ha tenido
muy poco contacto con semejante trabajo, de modo que no se puede ni hablar de
que conozca tales leyes. Pero, después de un análisis detallado de la
naturaleza y las circunstancias de ese trabajo, se sentirá relativamente seguro
de sí mismo y lo aceptará de buen grado. Si se dedica a él por algún tiempo y
adquiere experiencia, y si está dispuesto a examinar la situación con
prudencia, en vez de abordarla de una manera subjetiva, unilateral y
superficial, será capaz de llegar por sí mismo a conclusiones sobre cómo debe
hacer el trabajo y lo hará con mucho mayor coraje. Sólo quienes abordan los
problemas de manera subjetiva, unilateral y superficial, dictan órdenes
presuntuosamente apenas llegan a un nuevo lugar, sin considerar las
circunstancias, sin examinar las cosas en su totalidad (su historia y su
situación actual en conjunto) ni penetrar en su esencia (su
naturaleza y las conexiones internas entre una cosa y otras). Semejantes
personas tropiezan y caen inevitablemente.
Así se ve que el primer paso en el proceso del conocimiento es el
contacto con las cosas del mundo exterior; esto corresponde a la etapa de las
sensaciones. El segundo es sintetizar los datos proporcionados por las
sensaciones, ordenándolos y elaborándolos; esto corresponde a la etapa de los
conceptos, los juicios y los razonamientos. Sólo cuando los datos
proporcionados por las sensaciones son muy ricos (no fragmentarios e
incompletos) y acordes con la realidad (no ilusorios), pueden servir de base
para formar conceptos correctos y una lógica correcta.
Aquí hay que subrayar dos puntos importantes. El primero, que se ha señalado
más arriba pero que conviene reiterar, es la dependencia del conocimiento
racional respecto al conocimiento sensorial. Es idealista quien considere
posible que el conocimiento racional no provenga del conocimiento sensorial. En
la historia de la filosofía existe la escuela "racionalista", que
sólo reconoce la realidad de la razón y niega la realidad de la experiencia,
considerando que sólo es digna de crédito la razón y no la experiencia
sensorial; su error consiste en trastrocar los hechos. Lo racional merece
crédito precisamente porque dimana de lo sensorial; de otro modo, lo racional
sería arroyo sin fuente, árbol sin raíces, algo subjetivo, autogenerado e
indigno de confianza. En el orden que sigue el proceso del conocimiento, la
experiencia sensorial viene primero; si subrayamos la importancia de la
práctica social en el proceso del conocimiento, es porque sólo ella puede dar
origen al conocimiento humano y permitir al hombre comenzar a adquirir
experiencia sensorial del mundo exterior objetivo. Para una persona que cierra
los ojos y se tapa los oídos y se aísla totalmente del mundo exterior objetivo,
no hay conocimiento posible. El conocimiento comienza con la experiencia: éste
es el materialismo de la teoría del conocimiento.
El segundo punto es que el conocimiento
necesita profundizarse, necesita desarrollarse de la etapa sensorial a la
racional: ésta es la dialéctica de la teoría del conocimiento[5].
Pensar que el conocimiento puede quedarse en la etapa inferior, sensorial, y
que sólo es digno de crédito el conocimiento sensorial y no el racional,
significa caer en el "empirismo", error ya conocido en la historia.
El error de esta teoría consiste en ignorar que los datos proporcionados por
las sensaciones, aunque constituyen reflejos de determinadas realidades del
mundo exterior objetivo (aquí no me refiero al empirismo idealista, que reduce
la experiencia a la llamada introspección), no pasan de ser unilaterales y
superficiales, reflejos incompletos de las cosas, que no traducen su esencia.
Para reflejar plenamente una cosa en su totalidad, para reflejar su esencia y
sus leyes internas, hay que proceder a una operación mental, someter los ricos
datos suministrados por las sensaciones a una elaboración que consiste en
desechar la cáscara para quedarse con el grano, descartar lo falso para
conservar lo verdadero, pasar de un aspecto a otro y de lo externo a lo
interno, formando así un sistema de conceptos y teorías; es necesario dar un
salto del conocimiento sensorial al racional. Los conocimientos así elaborados
no son menos substanciosos ni menos dignos de confianza. Por el contrario, todo
aquello que en el proceso del conocimiento ha sido científicamente elaborado
sobre la base de la práctica, refleja la realidad objetiva, como dice Lenin, en
forma más profunda, veraz y completa. Los "prácticos" vulgares no
proceden así; respetan la experiencia pero desprecian la teoría, y en
consecuencia no pueden tener una visión que abarque un proceso objetivo en su
totalidad, carecen de una orientación clara y de una perspectiva de largo
alcance, y se contentan con sus éxitos ocasionales y con fragmentos de la
verdad. Si esas personas dirigen una revolución, la conducirán a un callejón
sin salida.
El conocimiento racional depende del conocimiento sensorial, y éste
necesita desarrollarse hasta convertirse en conocimiento racional: tal es la
teoría materialista dialéctica del conocimiento. En la filosofía, ni el
"racionalismo" ni el "empirismo" entienden el carácter
histórico o dialéctico, del conocimiento, y aunque cada una de estas escuelas
contiene un aspecto de la verdad (me refiero al racionalismo y al empirismo
materialistas, y no idealistas), ambas son erróneas en cuanto a la teoría del
conocimiento en su conjunto. El movimiento materialista dialéctico del
conocimiento desde lo sensorial a lo racional ocurre tanto en un pequeño
proceso cognoscitivo (por ejemplo, conocer una sola cosa, un solo trabajo) como
en uno grande (por ejemplo, conocer una sociedad o una revolución).
Pero
el marxismo subraya la importancia de la teoría precisa y únicamente porque
ella puede servir de guía para la acción. Si tenemos una teoría justa, pero nos
contentamos con hacer de ella un tema de conversación y la dejamos archivada en
lugar de ponerla en práctica, semejante teoría, por buena que sea, carecerá de
significación. El conocimiento comienza por la práctica, y todo conocimiento
teórico, adquirido a través de la práctica, debe volver a ella. La función
activa del conocimiento no solamente se manifiesta en el salto activo del
conocimiento sensorial al racional, sino que también, lo que es más importante,
debe manifestarse en el salto del conocimiento racional a la práctica
revolucionaria. El conocimiento que alcanza las leyes del mundo hay que
dirigirlo de nuevo a la práctica transformadora del mundo, hay que aplicarlo
nuevamente a la práctica de la producción, a la práctica de la lucha de clases
revolucionaria y de la lucha nacional revolucionaria, así como a la práctica de
la experimentación científica. Este es el proceso de comprobación y desarrollo
de la teoría, la continuación del proceso global del conocimiento. El problema
de saber si una teoría corresponde a la verdad objetiva no se resuelve ni puede
resolverse completamente en el arriba descrito movimiento del conocimiento
desde lo sensorial a lo racional. El único medio para resolver completamente
este problema es dirigir de nuevo el conocimiento racional a la práctica
social, aplicar la teoría a la práctica y ver si conduce a los objetivos
planteados. Muchas teorías de las ciencias naturales son reconocidas como
verdades no sólo porque fueron creadas por los científicos, sino porque han
sido comprobadas en la práctica científica ulterior. Igualmente, el
marxismo-leninismo es reconocido como verdad no sólo porque esta doctrina fue
elaborada científicamente por Marx, Engels, Lenin y Stalin, sino porque ha sido
comprobada en la ulterior práctica de la lucha de clases revolucionaria y de la
lucha nacional revolucionaria. El materialismo dialéctico es una verdad
universal porque nadie, en su práctica, puede escapar a su dominio. La historia
del conocimiento humano nos enseña que la verdad de muchas teorías era
incompleta y que la comprobación en la práctica ha permitido completarla.
Numerosas teorías eran erróneas, y la comprobación en la práctica ha permitido
corregirlas. Es por esto que la práctica es el criterio de la verdad y que
"el punto de vista de la vida, de la práctica, debe ser el punto de vista
primero y fundamental de la teoría del conocimiento"[7].
Stalin tenía razón al decir: "[. . .] la teoría deja de tener objeto
cuando no se halla vinculada a la práctica revolucionaria, exactamente del mismo modo que la práctica es ciega si la teoría
revolucionaria no alumbra su camino."[8]
¿Se consuma aquí el movimiento del conocimiento? Nuestra respuesta es sí
y no. Cuando los hombres, como seres sociales, se dedican a la práctica
transformadora de un determinado proceso objetivo (sea natural o social) en una
etapa determinada de su desarrollo, pueden, a consecuencia del reflejo del
proceso objetivo en su cerebro y de su propia actividad consciente, hacer
avanzar su conocimiento desde lo sensorial a lo racional, y crear ideas,
teorías, planes o proyectos que correspondan, en términos generales, a las
leyes que rigen el proceso objetivo en cuestión. Luego, aplican estas ideas,
teorías, planes o proyectos a la práctica del mismo proceso objetivo. Si
alcanzan los objetivos planteados, es decir, si en la práctica de este mismo proceso
logran hacer realidad las ideas, teorías, planes o proyectos previamente
formulados, o hacerlos realidad en líneas generales, entonces puede
considerarse consumado el movimiento del conocimiento de este proceso
específico. Pueden darse por logrados los objetivos previstos cuando, por
ejemplo, en el proceso de transformar la naturaleza, se realiza un proyecto de
ingeniería, se verifica una hipótesis científica, se fabrica un utensilio o se
cosecha un cultivo, o, en el proceso de transformar la sociedad, se gana una
huelga, se vence en una guerra, o se cumple un plan educacional. Sin embargo,
por lo general, tanto en la práctica que transforma la naturaleza como en la
que transforma la sociedad, muy rara vez se realizan sin ninguna alteración las
ideas, teorías, planes o proyectos previamente elaborados por el hombre. Esto
se debe a que la gente que se dedica a la transformación de la realidad está
siempre sujeta a numerosas limitaciones; no sólo se encuentra limitada por las
condiciones científicas y técnicas existentes, sino también por el desarrollo
del propio proceso objetivo y el grado en que éste se manifiesta (aún no se han
revelado plenamente los diferentes aspectos y la esencia del proceso objetivo).
En esta situación, debido a que en el curso de la práctica se descubren
circunstancias imprevistas, con frecuencia se modifican parcialmente y a veces
incluso completamente las ideas, teorías, planes o proyectos. Dicho de otra
manera, se dan casos en que las ideas, teorías, planes o proyectos originales
no corresponden, en parte o en todo, a la realidad, son parcial o totalmente
erróneos. A menudo, sólo después de repetidos fracasos se logra corregir los
errores en el conocimiento y hacer concordar a éste con las leyes del proceso
objetivo y, por consiguiente, transformar lo subjetivo en objetivo, es decir,
obtener en la práctica los resultados esperados. En todo caso, cuando se llega
a este punto, puede considerarse consumado el movimiento del conocimiento
humano respecto a un proceso objetivo dado en una etapa determinada de su
desarrollo.
Sin embargo, considerado el proceso en su avance, el movimiento del
conocimiento humano no está consumado. En virtud de sus contradicciones y
luchas internas, todo proceso, sea natural o social, avanza y se desarrolla, y,
en consonancia con ello, también tiene que avanzar y desarrollarse el
movimiento del conocimiento humano. En cuanto a los movimientos sociales, los
auténticos dirigentes revolucionarios no sólo deben saber corregir los errores
que se descubran en sus ideas, teorías, planes o proyectos, corno ya se ha
dicho anteriormente, sino que, además, cuando un determinado proceso objetivo
avanza y cambia pasando de una etapa de desarrollo a otra, ellos deben saber
avanzar y cambiar, a la par, en su conocimiento subjetivo, y conseguir que
todos los que participan en la revolución hagan lo mismo, es decir, deben saber
plantear, de acuerdo con los nuevos cambios producidos en la situación, nuevas
tareas revolucionarias y nuevos proyectos de trabajo. En un período
revolucionario, la situación cambia con mucha rapidez, y si el conocimiento de
los revolucionarios no cambia también rápidamente en conformidad con la
situación, ellos no serán capaces de conducir la revolución a la victoria.
No obstante, sucede a menudo que el pensamiento se rezaga respecto a la
realidad; esto se debe a que el conocimiento del hombre está limitado por
numerosas condiciones sociales. Nos oponemos a los testarudos en las filas
revolucionarias, cuyo pensamiento no progresa en concordancia con las
circunstancias objetivas cambiantes y se ha manifestado en la historia como
oportunismo de derecha. Estas personas no ven que la lucha de los contrarios ha
hecho avanzar el proceso objetivo, mientras que su conocimiento se halla atascado
aún en la vieja etapa. Esto es característico del pensamiento de todos los
testarudos. Su pensamiento está apartado de la práctica social, y ellos no son
capaces de ir delante guiando el carro de la sociedad; se limitan a ir a la
rastra, refunfuñando que el carro marcha demasiado rápido y tratando de hacerlo
retroceder o dar media vuelta y regresar.
Nos oponemos también a la huera palabrería "izquierdista". El
pensamiento de los "izquierdistas" pasa por encima de una determinada
etapa de desarrollo del proceso objetivo; algunos toman sus fantasías
por verdades, otros pretenden realizar a la fuerza en el presente ideales sólo
realizables en el futuro. Alejado de la práctica presente de la mayoría de las
personas y de la realidad del momento, su pensamiento se traduce en la acción
como aventurerismo.
El idealismo y el materialismo mecanicista, el oportunismo y el
aventurerismo, se caracterizan por la ruptura entre lo subjetivo y lo objetivo,
por la separación entre el conocimiento y la práctica. La teoría
marxista-leninista del conocimiento, caracterizada por la práctica social
científica, no puede dejar de oponerse categóricamente a estas concepciones
erróneas. Los marxistas reconocen que, en el proceso general absoluto del
desarrollo del universo, el desarrollo de cada proceso determinado es relativo
y que, por eso, en el torrente infinito de la verdad absoluta, el conocimiento
humano de cada proceso determinado en una etapa dada de
desarrollo es sólo una verdad relativa. La suma total de las incontables
verdades relativas constituye la verdad absoluta[9].
El desarrollo de todo proceso objetivo está lleno de contradicciones y luchas,
y también lo está el desarrollo del movimiento del conocimiento humano. Todo
movimiento dialéctico del mundo objetivo se refleja, tarde o temprano, en el
conocimiento humano. En la práctica social, el proceso de nacimiento,
desarrollo y extinción es infinito. Y así lo es el proceso de nacimiento,
desarrollo y extinción en el conocimiento humano. A medida que avanza cada vez
más lejos la práctica del hombre que transforma la realidad objetiva de acuerdo
con determinadas ideas, teorías, planes o proyectos, más y más profundo se va
haciendo el conocimiento que de la realidad objetiva tiene el hombre. Nunca
terminará el movimiento de cambio en el mundo de la realidad objetiva, y
tampoco tendrá fin la cognición de la verdad por el hombre a través de la
práctica. El marxismo-leninismo no ha agotado en modo alguno la verdad, sino
que en el curso de la práctica abre sin cesar el camino hacia su conocimiento.
Nuestra conclusión es la unidad concreta e histórica de lo subjetivo y lo
objetivo, de la teoría y la práctica, del saber y el hacer, y nos oponemos a
todas las ideas erróneas, de "izquierda" o de derecha, ideas que se
separan de la historia concreta.
En la presente época del desarrollo de la sociedad, la historia ha hecho
recaer sobre los hombros del proletariado y su partido la responsabilidad de
conocer correctamente el mundo y transformarlo. Este proceso, el de la práctica
transformadora del mundo, que está determinado con arreglo al conocimiento
científico, ha llegado ya a un momento
histórico en China y en toda la Tierra, a un gran momento sin precedentes en la
historia, esto es, el momento de acabar completamente con las tinieblas en
China y en el resto de la Tierra, y transformar nuestro mundo en un mundo
luminoso, nunca visto antes. La lucha del proletariado y de los pueblos
revolucionarios por la transformación del mundo implica el cumplimiento de las
siguientes tareas: transformar el mundo objetivo y, al mismo tiempo,
transformar su propio mundo subjetivo, esto es, su propia capacidad
cognoscitiva y las relaciones entre su mundo subjetivo y el objetivo. Estas
transformaciones ya están en marcha en una parte del globo terrestre, la Unión
Soviética. Allí se sigue promoviendo este proceso de transformaciones. Los
pueblos de China y del resto del orbe también están pasando o pasarán por
semejante proceso. Y el mundo objetivo a transformar incluye también a todas
las personas opuestas a estas transformaciones, personas que tienen que pasar
por una etapa de coacción antes de poder entrar en la etapa de transformación
consciente. La época en que la humanidad entera proceda de manera consciente a
su propia transformación y a la del mundo, será la época del comunismo mundial.
Descubrir la verdad a través de la práctica y, nuevamente a través de la
práctica, comprobarla y desarrollarla. Partir del conocimiento sensorial y
desarrollarlo activamente convirtiéndolo en conocimiento racional; luego,
partir del conocimiento racional y guiar activamente la práctica revolucionaria
para transformar el mundo subjetivo y el mundo objetivo. Practicar, conocer,
practicar otra vez y conocer de nuevo. Esta forma se repite en infinitos
ciclos, y, con cada ciclo, el contenido de la práctica y del conocimiento se
eleva a un nivel más alto. Esta es en su conjunto la teoría materialista
dialéctica del conocimiento, y ésta es la teoría materialista dialéctica de la
unidad entre el saber y el hacer.